Los economistas llaman al siglo XXI el siglo asiático. También para la Iglesia católica, Asia representa el Tercer Milenio. China, con sus 1.200 millones de habitantes, es uno de los destinatarios de la nueva evangelización.
Su principal obstáculo es mayor que la Muralla China. La Iglesia debe conectar Oriente y Occidente y demostrar que el catolicismo y la cultura china son compatibles. Para conseguirlo, puede ser útil mirar cómo se hizo en la época imperial.