Se trata del acto de vandalismo cometido por un turista judío estadounidense, que fue detenido por el personal de la iglesia y entregado a la policía después de dañar una estatua de Cristo con un martillo. La policía lo detuvo, a la espera de una evaluación psiquiátrica, mientras que la Custodia habla abiertamente de un «delito de odio» a la fe vinculado a «la serie de atentados» dirigidos contra cristianos en Israel «en el último mes».