En lo profundo de las colinas de la región de Indre, en el sur de Francia, una comunidad de religiosas con síndrome de Down vive fielmente su vocación de oración contemplativa. Es la única comunidad religiosa del mundo que acoge a hermanas con síndrome de Down, explica la Madre Line, que ejerce de priora. Y ahora, la comunidad busca hermanas sin discapacidad para que se unan a ella.