Inspirado en el pasaje del Evangelio del domingo en el que Jesús llama a todos los afligidos y agobiados para aliviarlos con su amor y su palabra de esperanza, el Obispo de Roma habló a miles de peregrinos reunidos en el caluroso mediodía en la plaza de san Pedro para rezar el Ángelus con él.
"Jesús llama a todos y promete confortarlos, pero al mismo tiempo hace una invitación que es como un mandamiento: "Cargad mi yugo y aprended de mí que soy manso y humilde de corazón" (Mt. 11,29)."