Es posible dedicarse a la vida pública y ser un buen cristiano, aunque parezca difícil en los tiempos que corren. Prueba de ello es Robert Schuman. Se cumplen 50 años del fallecimiento de este político luxemburgués, uno de los llamados "padres de Europa". Defendió la reconciliación y la solidaridad tras la II Guerra Mundial. Su ejemplo envía un mensaje claro.