En la solemnidad del Corpus Christi, el Papa Francisco presidió el jueves por la tarde la santa misa en la plaza de san Juan de Letrán, la basílica catedral de Roma y recordó en su homilía que además del hambre física, el ser humano tiene hambre de vida, de amor y de eternidad, de aquel maná que Dios dio al Pueblo de Israel en el desierto y que simboliza la Eucaristía.