Con motivo de la guerra en el Líbano, entre 1975 y 1990, muchos libaneses emigraron a distintos países de América Latina.
En la actualidad muchos de sus descendientes han vuelto. Y tras la explosión se han arremangado las mangas sin pensárselo dos veces para dar apoyo médico, asistencial, de acompañamiento psicológico y contribuir a las tareas de limpieza en la tierra de sus antepasados.