En Sinkiang, el gobierno chino ha ampliado la vigilancia policial a los uigures para detectar signos de «extremismo religioso» que incluyen poseer libros sobre uigures, dejarse la barba, tener una alfombra de oración o dejar de fumar o beber. El gobierno también habría instalado cámaras en los hogares de ciudadanos. Los uigures se consideran parte del grupo Los Cinco Venenos o The Five Poisons. Estas son cinco amenazas percibidas a la estabilidad del gobierno del Partido Comunista de China.
Al menos entre 120,000 y posiblemente más de 1 millón uigures están detenidos en campos de detención masiva, denominados «campos de reeducación», destinados a cambiar el pensamiento político de los detenidos, sus identidades y sus creencias religiosas.131415 En algunas de estas instalaciones mantienen a los presos detenidos durante todo el día, mientras que en otros liberan a sus presos por la noche para regresar a sus hogares. El New York Times ha informado que los presos deben «cantar himnos elogiando al Partido Comunista Chino y escribir ensayos de autocrítica», y que los presos también son sometidos a abusos físicos y verbales por parte de los guardias de la prisión. Los funcionarios chinos a veces son asignados para monitorear a las familias de los reclusos, y las mujeres han sido detenidas debido a las acciones de sus hijos o esposos.