La heladería Giolitti es uno de los símbolos romanos de la Dolce Vita. Se sitúa muy cerca del Panteon y de la Fontana de Trevi. No hay una sola guía turística que no invite a degustar aquí un helado.
Ofrece unos 120 sabores distintos. Los más tradicionales se decantan por la frambuesa o el chocolate. Los atrevidos por el pistacho, y los exquisitos por el Champagne: una de sus últimas innovaciones.