La Pocahontas de la Iglesia católica, Kateri Tekakwitha, nació en 1656 en lo que hoy sería Nueva York. Una epidemia de viruela mató a sus padres y a su hermano; ella sobrevivió, pero su rostro quedó desfigurado por las cicatrices y arrastró toda su vida problemas de visión. La Iglesia la considera un ejemplo por su manera de afrontar el sufrimiento.