El pasado 6 de mayo fue un día de gala en el Vaticano. Cada 6 de mayo el eco de este juramento se escucha en todos sus rincones.
"...Juro observar fiel, leal y honorablemente, todo lo que se me ha pedido. Que Dios y sus santos me ayuden".
Cada uno de los 30 nuevos reclutas de la Guardia Suiza toca con su mano izquierda la bandera y alza tres dedos de su mano derecha para simbolizar la Santísima Trinidad. Ponen a Dios por testigo de que están dispuestos a derramar su sangre para proteger al Papa Francisco y a sus legítimos sucesores.
Ese mismo día, en el año 1527, 147 guardias suizos murieron para proteger al Papa Clemente VII, que escapó del Vaticano por el famoso pasadizo que lo conecta con Castel Sant'Angelo.
Ahora las cosas han cambiado mucho. Pero para darles las gracias por el servicio que prestan, Francisco, se reunió con ellos.