Cada año, por Pascua, miles de flores de colores llegan al Vaticano desde Holanda. La tradición nació en 1985, y desde entonces, se ha repetido cada año. Los Papas solían recordarlo en su discurso “Urbi et Orbi”.
Así ha sido hasta 2020, cuando la pandemia interrumpió el suministro de flores, y se celebró una Pascua en una basílica de San Pedro completamente vacía. Los patrocinadores no pudieron seguir enviando su regalo.
El sacerdote Antoine Bodar es el rector de la iglesia para peregrinos holandeses que viajan a Roma. Dice que ahora, holandeses de todos los credos se están organizando para poder mantener la tradición.