Santa Sofía fue lo que para los católicos de hoy es San Pedro. Era la sede del Patriarca de Constantinopla, la ciudad que tras la caída del Imperio Romano se convirtió en la capital política y cultural de Occidente.
Santa Sofía era la sede del patriarca de Constantinopla, quien también ha pedido que no se cambie la situación actual para evitar que el ahora museo se convierta en “causa de enfrentamiento y conflicto”.