Más de 250 niños llegarán a la estación de tren del Vaticano el domingo 23 de junio y tendrán la oportunidad de estar con el Papa. Proceden de muchos países pero tienen varias características en común: Vienen desde Milán, Bolonia y Florencia; y todos tienen a sus espaldas experiencias familiares complejas o problemas de inserción social.