El nombre del Papa Urbano VIII era Maffeo Barberini. Su familia fue un gran patrocinador de Bernini y su arte. Le encargaron la creación de numerosas obras por toda Roma. La singularidad de la relación benefició a ambas partes: Bernini, a su vez, contó con la financiación y apoyo necesario para realizar sus trabajos y el Papa quedaría inmortalizado por uno de los mejores artistas del mundo. Fue en el hogar de la familia Barberini, donde Bermini dio a conocer más su trabajo.