730 días de ataques, bombardeos, misiles, vidas rotas y familias destruidas. Al dolor colectivo por una guerra, la de Ucrania, que parece no tener fin, se une el del Papa, expresado al final del Ángelus del pasado domingo. Francisco, desde la ventana del Palacio Apostólico, pide el fin de este brutal conflicto que, dice, "no sólo está devastando esa región de Europa, sino que está desatando una ola mundial de miedo y odio". "Suplico que se encuentre ese poco de humanidad para crear las condiciones de una solución diplomática en busca de una paz justa y duradera".
Frente a una plaza en la que ondean banderas con la inscripción "Paz", el Papa también eleva su súplica a Dios por la paz en Palestina e Israel: “¡No nos olvidemos de rezar por Palestina, por Israel y por los numerosos pueblos devastados por la guerra, y de ayudar concretamente a los que sufren! Pensemos en tanto sufrimiento, pensemos en los niños heridos, inocentes”.
Papa Francisco también expresa su angustia por el aumento de la violencia en la República Democrática del Congo y el crecimiento del número de secuestrados en Nigeria. Destacan sus llamamientos por el diálogo y por la paz.