El Papa Francisco ha reformado el Código Penal vigente en el Vaticano desde 1929.
Con este decreto elimina la cadena perpetua y reduce la pena máxima a 35 años de cárcel. También introduce nuevas sanciones por robo de documentos reservados y divulgación de información reservada. Además especifica algunos delitos de abusos a menores, como la prostitución o la pornografía infantil.