El Papa Francisco reconoció el martirio de Antonio Durcovici, nacido en Austria y obispo de Iaşi (Rumanía). Fue torturado por el régimen comunista y murió “por odio a la fe” el 10 de diciembre de 1951. También ha reconocido las virtudes heroicas de tres religiosas.
Significa que sólo falta demostrar un milagro hecho por su intercesión para beatificarlas.