Que los detenidos no se desanimen: el Señor está con ellos y el amor de Dios llega por doquier, incluso dentro de las celdas. Antes de la Audiencia General del miércoles 23 de octubre, el Papa se encontró con doscientos capellanes de las cárceles italianas. Y dirigió unas palabras de especial afecto y cercanía a los detenidos. Dios llora con ellos, trabaja con ellos, espera con ellos. Francisco exhortó a la esperanza, a pesar del egoísmo y de la injusticia de los sistemas humanos que a veces castigan a los débiles mientras los poderosos escapan. El Papa rezó por los capellanes y recordó sus experiencias de cercanía con los detenidos de las cárceles de Buenos Aires, con quienes mantiene una relación de diálogo para hacer sentir la proximidad de Cristo.