"Reza incesantemente este rosario que te he enseñado. Todo aquel que lo rece se hará acreedor de la Misericordia en la hora de la muerte... Los sacerdotes lo recomendarán a los pecadores como última tabla de salvación. Hasta el pecador mas empedernido, si lo reza una vez tan solo, recibirá la gracia de mi Misericordia infinita. Deseo que todo el mundo conozca mi Misericordia. Quiero conceder gracias inauditas a aquellos que confíen en mi Misericordia" (Diario de Santa Faustina, nº 687).