En su último día en Kazajistán el Papa visitó la catedral de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro para tener un cálido encuentro con la comunidad católica local.
Bajó de su Fiat 500 y en la entrada le esperaba este singular grupo de música. Tocaron melodías a golpe de dombra, el instrumento al que Francisco había hecho referencia en uno de sus discursos.
Una vez dentro de la catedral el Papa bendijo un cuadro especial (TIPO 12:00): el de “La Madre de la Gran Estepa”, la Virgen de rasgos kazajos a quien le atribuyen el haber salvado la vida a deportados del régimen soviético que iban a morir de hambre. Kazajistán era la tierra de deportación por excelencia del régimen.