Uno de los logros del pontificado de Benedicto XVI fue la constitución de ordinariatos personales en noviembre de 2009 para que grupos de anglicanos pasen a la Iglesia católica sin perder sus tradiciones.
El ordinariato de Nuestra Señora de Walsingham, del Reino Unido, fue el primero. Le siguieron otros en Australia y Estados Unidos. Son, por así decirlo, los hijos pequeños en la Iglesia.