El papa Francisco en su catequesis del miércoles: “La persona templada no permite que un momento de rabia destruya sus relaciones”. Es la virtud de la moderación y el equilibrio en el uso de los bienes creados. Quien vive esta virtud es sobria, mesurada y tiene capacidad de autodominio. La templanza nos ayuda a poner orden en el corazón y vivir con sabiduría buscando la justa medida a todas cosas.