Si pensamos en los cardenales norteamericanos, probablemente Timothy Dolan sea el más conocido. Es el arzobispo de Nueva York y fue creado cardenal por Benedicto XVI en febrero de 2012. Ahora, un año después de recibir la birreta roja, participará en el cónclave para elegir al sucesor de Pedro.
Cuando fue creado cardenal, no lo valoró como un ascenso, sino como una oportunidad para servir mejor a la Iglesia.