Cuando iba en el avión hacia Brasil, el Papa prometió una rueda de prensa para el regreso. Y cumplió su promesa a pesar del cansancio. Durante una hora y 22 minutos afrontó directamente y sin miedo todo tipo de temas. Por primera vez habló de cuestiones espinosas como el papel de las mujeres en la Iglesia, la reforma del banco del vaticano o los grupos de presión gays.