Al finalizar el ángelus del Domingo, el papa lamentó profundamente el enésimo naufragio que se cobró la vida de decenas de migrantes y refugiados en el Mediterráneo.
"He rezado por ellos. Y con dolor y vergüenza debemos decir que desde que comenzó este año ya son casi 2.000 hombres, mujeres y niños los que murieron en este mar intentando llegar a Europa. Es una llaga abierta de nuestra humanidad."
También pidió oraciones por la paz en Camerún y por los afectados a causa de los grandes incendios en Maui, y expresó su dolor por el asesinato del candidato presidencial de Ecuador Fernando Villavicencio y por la violencia que hay en el país.