Son Jesús y Jesús. Y aunque parezcan hermanos, en realidad son dos buenos amigos y caminantes. Un militar en reserva y un profesor de Latín que se marcaron un objetivo tras jubilarse: peregrinar a Roma. Aunque su viaje fue peculiar. Ni coche, ni avión, ni barco. Ni más ni menos que 2.670 km a pie. Casi cuatro meses para llegar a la Ciudad Eterna.