El Papa Francisco concluyó el día de la fiesta de la Inmaculada Concepción con un particular fuera de programa. De regreso al Vaticano, después de rendir homenaje a la estatua de María en la Plaza de España, las visitas a Santa María Mayor y a la Plaza de San Pedro, el Pontífice hizo detener su coche delante de la guarnición, donde se alojan los soldados italianos encargados de la seguridad de la Ciudad del Vaticano, pertenecientes a los Lancieri di Montebello.