A pocos pasos del Coliseo se encuentra la Basílica de San Clemente, una de las más antiguas de Roma, que data del año 385. Dedicada al papa Clemente, tercero después de San Pedro, la iglesia fue levantada sobre antiguas edificaciones romanas y los restos de un templo pagano. Esta iglesia no solo conecta con el pasado de Roma si no que también mantiene un vínculo especial con Chicago, donde existe una réplica.