El Papa Francisco, en su primer discurso oficial en Lisboa, ante las autoridades, la sociedad civil y los diplomáticos en el Centro Cultural de Belém, ha querido hablar de Europa, de la paz, de su capacidad para el bien, y de su deriva contra "niños no nacidos y ancianos abandonados" en un país que acaba de aprobar la eutanasia tras pertinaces intentos de su Parlamento.