En EEUU la Ley de Igualdad para las Trabajadoras Embarazadas exige a las empresas que ayuden a las mujeres durante el embarazo.
La propuesta del gobierno es que también obligue a ayudar a quienes quieran abortar.
La Conferencia Episcopal Estadounidense considera este cambio como una forma de fomentar el aborto y lo consideran una distorsión total de una ley que promovía la vida.