Durante su último día en Hungría, el Papa celebró Misa en la plaza dedicada a Lajos Kossuth en Budapest. Es uno de los grandes héroes del país. La plaza alberga el parlamento húngaro, monumentos de otros personajes ilustres y, en esta ocasión señalada, a 50.000 fieles.
El momento más emocionante sucedió durante la homilía. En un país que sufrió la persecución religiosa, el papa Francisco celebró la unidad que los católicos han construido con otros creyentes y cómo se apoyan los unos a los otros.
El Papa pidió cultivar relaciones de fraternidad y no convertir las comunidades cristianas en espacios reservados que custodiar. También explicó que ser una Iglesia en salida implica ser una puerta abierta para los demás como lo fue Jesús.