El Papa presidió la Misa en sufragio por los cardenales y obispos fallecidos durante el último año. En un clima de gran solemnidad, tuvo la ceremonia en la basílica de San Pedro.
El Papa centró su homilía en cómo los cristianos afrontan la muerte. Dijo que aunque pueda parecer un camino oscuro y angustioso, Cristo con su muerte y resurrección abrió un camino nuevo.
Añadió que gracias al sacrificio de Cristo, las personas pueden afrontar la vida y la muerte de un modo distinto y aunque para el mundo quien sirve parece un perdedor, en realidad, quien pierde su vida es quien la encuentra.