Los destrozos son producto de los ataques de los militares que con el golpe de Estado de febrero de 2021 derrocaron al gobierno elegido democráticamente.
Fuentes de la comunidad católica afirman que no sólo solo atacaron iglesias sino que pueblos enteros han sido arrasados y sus habitantes han tenido que huir.
Esas mismas fuentes denuncian que han quemado iglesias y centenares de casas no una vez, sino en repetidas ocasiones.
Lamentan que la presión internacional sobre los golpistas se haya reducido por la guerra en Ucrania. Dicen que esto ha permitido que cometan abusos y atrocidades sin temor a represalias.