El papa León XIV volvió a asomarse a la ventana del palacio pontificio para pronunciar el ángelus. Ante la presencia de muchos fieles, el papa reflexionó sobre la rendición de cuentas al final de la vida. "Nosotros no somos dueños de nuestra vida ni de los bienes que disfrutamos; todo nos ha sido dado como don por el Señor y Él ha confiado este patrimonio a nuestro cuidado, a nuestra libertad y responsabilidad. Un día seremos llamados a rendir cuentas de cómo hemos administrado nuestra vida, nuestros bienes y los recursos de la tierra, a Dios y a los hombres, a la sociedad y sobre todo a quienes vendrán después de nosotros."