Desde hace más de seis décadas, Nuestra Señora de Montserrat tiene un hueco especial en el Vaticano. Se trata de la llamada Moreneta Blanca, donada en 1963 a Pablo VI por el entonces presidente de Brasil. Esta obra reproduce a la patrona de Cataluña pero tiene una peculiaridad que las diferencia: la Virgen vaticana tiene piel clara. Desde 2011, por encargo de Benedicto XVI, la Virgen de Montserrat ha estado presente en las principales celebraciones papales en la Basílica Vaticana y en la Plaza de San Pedro.