Según el Banco Mundial, Malawi es uno de los países más pobres del mundo. Casi el 70% de la población vive por debajo del umbral de pobreza.
La economía está basada en la agricultura, sobre todo de subsistencia, con una población altamente rural. El gobierno malauí depende mucho del apoyo exterior para cubrir sus necesidades económicas, aunque estas necesidades (y la ayuda ofrecida) han aumentado desde el año 2000. El gobierno afronta grandes retos en el crecimiento de la economía, educación, salud y protección del medio ambiente, y se está convirtiendo en financieramente independiente. Cuenta con varios programas de desarrollo desde 2005 que se concentran en los puntos anteriores, y el país parece estar mejorando, con grandes avances en los campos de economía, educación y salud vistos en 2007 y 2008.
