El templo más importante de la cristiandad también tiene su párroco. Se trata del padre Agnello, un franciscano que ha visto multiplicarse la participación de los fieles en estos últimos tres años.
El objetivo del párroco de la Basílica es facilitar el acceso a los sacramentos, sin favoritismo o discriminación.
No es fácil atender a las 30.000 o 40.000 personas que cada día visitan este templo. Pero sí se puede dar una atención preferente a quienes vienen para rezar.