Dijo LEÓN XIV a los jóvenes: "¡Vosotros sois la sal de la tierra, luz del mundo! Y hoy sus voces, su entusiasmo, sus gritos, que todos son por Jesucristo, y ¡los van a escuchar hasta el fin del mundo!!" El Jubileo de los Jóvenes fue mucho más que un encuentro con el papa. Fue una ocasión para profundizar en la fe y experimentar la magnitud de la Iglesia católica.