En julio el papa reduce su actividad pública pero a nivel privado sigue recibiendo a gente pero en lugar del Palacio Apostólico lo hace en su residencia de Casa Santa Marta. El primer día del mes se reunió con un grupo de migrantes.
Entre ellos había dos jóvenes, uno de Senegal y otro de Gambia, que escribieron libros para narrar la experiencia de huir de África a Europa.
Pero no era la primera vez que algunos de estos migrantes se reunían con el papa. El año pasado, Pato, de Camerún, estuvo con Francisco. Y después de compartir su historia, el papa Francisco reflexionó sobre la soledad de quienes deciden emigrar para ayudar a sus familias.