De origen ortodoxo, se convirtió más tarde en una mezquita. Fue en 1453, cuando se conquistó Constantinopla. El sultán ordenó que la basílica, que era el edificio religioso más grande de toda la ciudad, se convirtiera en mezquita. Sin embargo, al mismo tiempo ordenó que todos los mosaicos se salvaran de la destrucción. Aquí comenzaron a convivir elementos cristianos e islámicos. Todo hasta que Ataturk funda la Turquía moderna, la convierte en Estado laico y decide que Santa Sofía sea un museo nacional, sin ninguna inclinación religiosa. Sin embargo, el actual presidente, Erdogan, el que la vuelve a hacer mezquita en 2020.