A las doce y media de la noche llegó la noticia que había mantenido en vilo a Roma: el obrero de 66 años, que había quedado atrapado en el interior de la Torre dei Conti durante once horas tras el primer derrumbe, falleció poco después de ser rescatado y trasladado al hospital. Los equipos de rescate habían trabajado duro durante horas. Incluso arriesgando su vida tras un segundo derrumbamiento.