Fueron el teólogo irlandés O'Rega y el escultor japonés Etsurō Sotoo.
El escultor fue el primero en recibir el premio. Su historia comenzó a raíz de un viaje a Barcelona. Allí quedó impresionado por la construcción de la Basílica de la Sagrada Familia y pidió trabajar en ella. Después, se convirtió al cristianismo y fue bautizado.