La educación, de hecho, nos enseña a mirar hacia lo alto, cada vez más alto. Cuando Galileo Galilei apuntó su telescopio hacia el cielo, descubrió nuevos mundos: las lunas de Júpiter, las montañas de la luna. Así es la educación: un telescopio que les permite mirar más allá, descubrir lo que por sí solos no verían. No se detengan, pues, a mirar el teléfono y sus rápidos fragmentos de imágenes: miren al cielo, hacia lo alto.