Roma amanecía la mañana del miércoles encapotada y pasada por agua pero a pesar del lluvioso temporal, los fieles han vuelto a asistir a la audiencia general como un día normal, eso si, con paraguas en mano. A pesar del temporal el pontífice también dio su tradicional paseo en papamóvil y bendijo a los niños que le acercaban, fíjense en este entrañable momento. León XIV agradeció a todos su presencia e inició la catequesis semanal. Reflexionó sobre el grito que lanzó Jesús en el momento de la muerte. Dijo que no fue un grito de reproche; sino un grito de súplica.