Esta óptica lleva más de 50 años en una concurrida calle turística de Roma. Puede parecer un negocio como cualquier otro, salvo que entre sus clientes se incluye el papa Francisco.
Hace casi una década, el secretario del papa pidió a Alessandro que reparara las gafas de Francisco y a partir de ahí empezó esta relación única. Hasta en dos ocasiones el pontífice ha salido de los muros vaticanos para acudir a una cita en la óptica.
La relación de la familia con el Vaticano se remonta a antes del actual Papa. Alessandro y su hijo, Luca, tuvieron la oportunidad cuidar de la vista de otros dos papas: Benedicto XVI y Juan Pablo II.