Cuando Charles accede a hacer un trabajo para la viuda Thurman, renuncia a cualquier compensación monetaria y, en cambio, trabaja para la vieja vajilla de Thurman, un regalo que sabe que a Caroline le encantaría. Esto requiere algo de astucia y callar por parte de Charles y, a medida que pasa cada vez más tiempo en la casa de la viuda Thurman. Caroline lucha por mantener la confianza en su esposo, hasta que decide confrontarlo pero antes un hecho inesperado la tomará por sorpresa