Krisly Toro es colombiana. Creció en una familia católica, pero que no practicaba realmente la fe. Sus bisabuelos habían sido protestantes, por lo que en su casa había un cierto aire de protestantismo. A los trece años, en un retiro, Jesús la toca el corazón y tiene una primera experiencia de la Virgen María, pero no le resulta fácil mantenerse en gracia. En la universidad volvió a alejarse de la fe, mucho más de lo que lo había estado antes. Los respetos humanos hicieron que su relación con Dios se entibiara. Llegó a España para continuar sus estudios. Es un momento de gracia. Comenzó a acercarse de nuevo al Señor. Poco después conoció el Hogar de la Madre, donde pudo descubrir su tibieza y la importancia de la Eucaristía, la pureza y la vida de la gracia.