La famosa antífona mariana “Salve Regina” ocupa un lugar privilegiado en la devoción católica. En cada monasterio los monjes finalizan su jornada dirigiéndose a la “Madre de misericordia”, para implorar su protección materna en su peregrinar en „este valle de lágrimas”. En ocasiones solemnes resuena precisamente esta melodía que empleamos en nuestro video, mientras que la versión sencilla, más difundida en el mundo católico, se canta en los días ordinarios. Se dice que esta antífona fue compuesta a inicios del milenio pasado por un monje benedictino, llamado Hermann el Cojo, quien, a pesar de sufrir bajo una parálisis casi total, tenía una viva inteligencia y una profunda piedad. Ya a la edad de siete años, sus padres (que eran los duques de Altshausen) lo llevaron a la abadía Reichenau, para que allí fuese formado como monje. Una tradición cuenta que la Virgen se le habría aparecido y le habría preguntado: “¿Qué deseas que te alcance: salud o sabiduría?” Él, sin titubear, habría escogido la sabiduría. Este don divino ciertamente inspiró sus composiciones poéticas y espirituales, además de la vasta obra científica que Hermann desarrolló como pionero.
La oración en español
Dios te salve, Reina y Madre de misericordia.
Vida, dulzura y esperanza nuestra, Dios te salve.
A ti llamamos los desterrados hijos de Eva.
A ti suspiramos gimiendo y llorando en este valle de lágrimas.
Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos; y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre.
Oh clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María.
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
Para que nos hagamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo. Amén.