El Padre Aldo Trento, en Paraguay, encontró a un niño enfermo en la calle, abandonado. Y lo adoptó. Poco después encontró a un anciano enfermo y abandonado. Y lo acogió. También encontró a un joven drogadicto, a un enfermo de sida, a una niña violada... y a todos ellos acogió, cuidó, mimó... como el buen samaritano del que habla Jesús.
Hoy, más de 25.000 personas pueden contar: "me recogió, vendó mis heridas, me sanó."